Reaper – Capítulo 6

Bienvenido a la familia Alister

Finalmente aterrizamos en una plataforma, cercana a los huesos del dragón.

Barow dejó su forma de dragón y se dirigió a nosotros.

“La entrada al templo está cerca de aquí; síguenos.”

“¿Templo?”

Papá y los demás habían hablado de este lugar, que no habían mencionado nada de un templo.

“El templo que se encuentra justo debajo de nuestros pies.”

“¿Cómo que debajo? ¿En el suelo?”

“Debajo de Drakkar hay una caverna gigantesca, que constituye casi todo el valle. Dentro de la caverna hay un antiguo templo dedicado a Valthyrion, el rey de los dragones.”

Lars lo explicaba con emoción, así que parecía un lugar importante.

Continuamos caminando alrededor de veinte minutos, hasta que llegamos a una especie de portón de piedra.

Tenía la forma de una cabeza de dragón, y dentro de él había un túnel que bajaba hacia la caverna de la que hablaba Lars.

De las paredes colgaban antorchas, así que no era difícil seguir el camino.

Tras una hora entera caminando, por fin llegamos a la caverna.

Habíamos bajado mucho.

Al entrar allí sentí como si ondas de intenso calor chocasen contra mi cuerpo.

La caverna estaba repleta de ríos y lagos de lava, con una inmensa fortaleza en el centro.

Alrededor de la misma, gran cantidad de dragones rojos la sobrevolaban.

Era una vista impresionante.

“Bienvenido al Templo del Rey Dragón.”

Quien hablaba era Barow, que sonreía de oreja a oreja.

Cruzamos por una senda que pasaba entre dos ríos de lava.

Poco después llegamos por fin a la entrada del templo.

Decir que la caverna era gigantesca sería decir poco.

Desde el suelo hasta el techo podía haber fácilmente dos o tres kilómetros de altitud.

A duras penas era capaz de ver el final de ésta con mis propios ojos.

Barow se transformó en dragón de nuevo y voló hasta la cima de la fortaleza.

Segundos más tarde, el portón comenzó a abrirse para darnos paso.

Dentro de ella, varias personas con los rasgos de la familia Alister se acercaron a saludar.

“Bienvenidos de nuevo.”

“¿Esta vez la búsqueda ha dado resultado, Adam?”

“¡Lars! ¿Habéis encontrado a Alant por fin?”

Infinidad de preguntas cayeron sobre mi padre y mi hermano.

Iry, en cambio, se fue rápidamente a la enfermería a que le curasen un poco la pierna.

Pronto, las miradas de todos cayeron sobre mí.

“Es un placer conocerte, primo.”

El primero en hablarme y tenderme la mano fue un hombre de unos 30 años, con el pelo corto y muy bien afeitado.

“Eh… hola, encantado.”

“Soy Shem, el hijo de Barow.”

“¿El hijo de Barow? Pero si aparenta unos treinta y pocos años…”

“¡Jajajaja! Eso es por lo de ser mitad dragón. En realidad mi padre tiene 57 años. Es el hermano mayor del tuyo.”

Algunos otros se unieron a la conversación y me dieron la bienvenida.

Aunque era la primera vez que les veía me sentía muy familiar con ellos, como si les conociese desde hace años.

Es un sentimiento extraño.

Pasaron tres horas, y mi padre me había llevado a lo que ahora era mi dormitorio.

Una habitación de unos veinte metros cuadrados, con una cama lo suficientemente grande para que quepan tres o cuatro personas.

La habitación sola era más grande que la choza en la que vivía en mi pueblo.

“Toc, toc, toc.”

“Eh… adelante.”

Iry abrió la puerta y entró a mi habitación.

“Veo que ya te has acomodado, hermanito.”

“¿Ya te encuentras bien, Iry?”

“Sí, no te preocupes. Era solo un rasguño. Un poco de ungüento curativo de Ralof y como nuevo.”

Según dijo Lars, Iry se había rato todos los huesos de la pierna izquierda y el tobillo de la pierna derecha, así que no era precisamente un ‘rasguño’.

Tuvo que llevarla todo el camino a la espalda porque era incapaz de caminar.

“Solo venía a ver como estabas, y si ya te habías acostumbrado a todo.”

“Bueno… no quiero decir que me haya acostumbrado, pero… digamos que me siento más cómodo que antes.”

Iry se acercó a mí y me dio un fuerte abrazo.

Después de unos segundos, se apartó.

“No sabes lo felices que estamos todos de tenerte aquí, Alant. Finalmente, después de 17 años, la familia Alister está completamente reunida.”

“Vaya, no sé qué decir… Gracias…”

“De eso nada. Gracias a ti por seguir vivo.”

Iry resopló un momento y me miró a los ojos.

“Bueno, ¿estás listo?”

“¿Listo para qué?”

“¿No te lo ha dicho papá? Para entrenar.”

“¿Entrenar? ¿Te refieres a entrenamiento para luchar?”

“Claro, ¿qué te esperabas?”

“Espera un momento. No he luchado en mi vida. Cuando Lars me pasó la espada fue la primera que sostenía un arma en toda mi vida.”

“No te preocupes… eres un Alister al fin y al cabo. Y no uno cualquiera.”

Me quedé mirando a Iry, pensativo.

“Eres hijo de Adam Alister, señor y protector de la casa Alister; sobrino de Barow Alister, el dragón negro tirano; portador del Sello Negro; y encima tu hermana mayor es una dulzura. Estás destinado a la grandeza.”

“Alto, alto, alto. Acabo de llegar. ¿Por qué comenzar ahora? ¿Qué prisa hay?”

“Hay más prisa de la que piensas. Es cuestión de tiempo que los Oscuros encuentren el templo. Si eso ocurre, deberemos luchar.”

“Está bien, entrenaré, pero a cambio respóndeme una cosa.”

“Adelante, pues.”

“¿A qué te refieres con Sello Negro? ¿Cómo que soy su portador?”

“Supongo que papá no te lo ha explicado todavía… ¿ves esa marca en tu brazo?”

“¿La marca en espiral? La tengo desde que nací.”

“Es una marca que solo se presenta en la familia Alister; el motivo por el cual fuimos la familia real durante miles de años fue esa marca. Al quitar su sello se puede aumentar el poder de quien la porta.”

“¿Quieres decir que si quito el sello me haré más fuerte? ¿Sin más?”

“Jajaja… claro que no. Necesitarás mucho tiempo para poder llegar al mismo nivel que Lars, y más aún para llegar a mi nivel. Nosotros también tenemos esa marca.”

“Pensaba que sería un poco más fácil…”

“Suerte, hermanito.”

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